Estoy revisando archivos viejos, links que enlisté en dudosas carpetas, que no quiero perder. ¿Dónde los guardo? pensé...
Bueno, aquí, claro, a disposición de otros, de red en red.
Este que me pareció buenísimo y que se publicó en Página hace 5 años tiene que ver con el cine y las guerras a sablazos de Hollywood, a propósito del estreno de Star Wars.
Va intro y el enlace para ampliar.
La hora de la espada
Cruzada, Troya, Gladiador, Rey Arturo, Alejandro Magno, Star Wars. El sable láser, la espada, Excalibur, el florete. ¿Por qué Hollywood decidió resolver todo a sablazos?
Por Juan Ignacio Boido
El estreno de Star Wars tiene una interpretación política evidente: el nacimiento de Darth Vader no es sino el resultado de una metamorfosis mayor, el de una República que, enfrentada a las tensiones que nacen bajo su esplendor, es llevada a devenir en Imperio. Como a partir del siglo XX todo imperio es no sólo imperialista sino también un voraz aniquilador de diferencias que el mundo estaría en condiciones de albergar, el Imperio es, en sí, un Imperio del Mal. Pero el juego de la interpretación permite ver en Star Wars otra culminación: la culminación, o apoteosis, de un proceso menos político pero quizá más mítico, un proceso del que Star Wars mismo fue un pionero hace treinta años, el de la resolución, en el cine y en el imaginario que el cine a la vez moldea y materializa, de conflictos a través de la espada.
Bueno, aquí, claro, a disposición de otros, de red en red.
Este que me pareció buenísimo y que se publicó en Página hace 5 años tiene que ver con el cine y las guerras a sablazos de Hollywood, a propósito del estreno de Star Wars.
Va intro y el enlace para ampliar.
La hora de la espada
Cruzada, Troya, Gladiador, Rey Arturo, Alejandro Magno, Star Wars. El sable láser, la espada, Excalibur, el florete. ¿Por qué Hollywood decidió resolver todo a sablazos?
Por Juan Ignacio Boido
El estreno de Star Wars tiene una interpretación política evidente: el nacimiento de Darth Vader no es sino el resultado de una metamorfosis mayor, el de una República que, enfrentada a las tensiones que nacen bajo su esplendor, es llevada a devenir en Imperio. Como a partir del siglo XX todo imperio es no sólo imperialista sino también un voraz aniquilador de diferencias que el mundo estaría en condiciones de albergar, el Imperio es, en sí, un Imperio del Mal. Pero el juego de la interpretación permite ver en Star Wars otra culminación: la culminación, o apoteosis, de un proceso menos político pero quizá más mítico, un proceso del que Star Wars mismo fue un pionero hace treinta años, el de la resolución, en el cine y en el imaginario que el cine a la vez moldea y materializa, de conflictos a través de la espada.