26.12.10

Viejos artículos sobre espadachines


Estoy revisando archivos viejos, links que enlisté en dudosas carpetas, que no quiero perder. ¿Dónde los guardo? pensé...
Bueno, aquí, claro, a disposición de otros, de red en red.
Este que me pareció buenísimo y que se publicó en Página hace 5 años tiene que ver con el cine y las guerras a sablazos de Hollywood, a propósito del estreno de Star Wars.
Va intro y el enlace para ampliar.

La hora de la espada
Cruzada, Troya, Gladiador, Rey Arturo, Alejandro Magno, Star Wars. El sable láser, la espada, Excalibur, el florete. ¿Por qué Hollywood decidió resolver todo a sablazos?
Por Juan Ignacio Boido

El estreno de Star Wars tiene una interpretación política evidente: el nacimiento de Darth Vader no es sino el resultado de una metamorfosis mayor, el de una República que, enfrentada a las tensiones que nacen bajo su esplendor, es llevada a devenir en Imperio. Como a partir del siglo XX todo imperio es no sólo imperialista sino también un voraz aniquilador de diferencias que el mundo estaría en condiciones de albergar, el Imperio es, en sí, un Imperio del Mal. Pero el juego de la interpretación permite ver en Star Wars otra culminación: la culminación, o apoteosis, de un proceso menos político pero quizá más mítico, un proceso del que Star Wars mismo fue un pionero hace treinta años, el de la resolución, en el cine y en el imaginario que el cine a la vez moldea y materializa, de conflictos a través de la espada.

Más sobre Bruce


Parece que Bruce Ch. hizo de su propia vida un mito.
Encontré esta nota sobre la biografía que escribió uno de sus mejores amigos y editores, Nicholas Shakespeare.
Van un par de fragmentos y el enlace por si quieren leer más

"Ya sea en su infancia rural, en su trabajo en Sotheby’s, en sus vagabundeos por países remotos o en sus estancias en las casas de sus elegantes amigos, lo que Shakespeare cuenta es un juego de identidades al que Chatwin condujo siempre su vida. Unas identidades que se pasean por aquí como una galería de máscaras y que van trazando esa personalidad de nuestro autor como un ser que despierta desconcierto y deslumbramiento a partes iguales (...)

El Bruce Chatwin prosista de calidad óptima, sentimental cerebral de un gusto avisado y de una múltiple cultura, visitante asiduo de los santos lugares de nuestra postmodernidad, niño mimado por la beautiful people de la literatura de occidente (de Salman Rushdie o von Rezzori a los jóvenes novelistas ingleses), amante sórdido y sublime, tiene aquí un homenaje a la medida de su ambición o a los parámetros de su leyenda. Un ejercicio de fascinación donde las revelaciones más comprometidas se escapan discretamente como conviene al icono que aquí se quiere crear."

(Ver: Bruce Chatwin: la biografía)

25.12.10

Bruce Chatwin o el oficio nómade



Había escuchado hablar de él, especialmente de su libro sobre la Patagonia, región de nuestro profundo sur que tradicionalmente ha despertado la imaginación y el don de aventura de artistas y científicos del mundo “civilizado”.

¿Será porque el desierto, en cualquiera de su formas, representa esa disponibilidad siempre latente, y por ello, inasible, de lo aun no descubierto, no creado, la potencia pura que brinda la intemperie? ¿Será por encarnar una suerte de metáfora de aquella soledad que reina, indómita y orgullosa, en el corazón de los espíritus libres?

Lástima no tenerlo cerca al bueno de Bruce para preguntarle, bebiéndonos unos brandys en algún paraje de la tierra de los vientos.

Como sea, el escritor inglés, muerto a los 59 años, escribió y vivió intensamente otros numerosos viajes, de los que dejó feliz memoria.

En estos días (¡gracias Bibi Fulchieri!) lo estoy disfrutando, paladeando y acompañándolo en sus travesías –territoriales, afectivas- con sumo placer.

Y confirmando que los grandes escritores pueden hacernos vivir como grandes aventuras cualquier tipo de situación: las confidencias de una enfermera durante una internación forzosa, la borrachera compartida con un amigo y el encuentro con personajes notables de diversa laya.
Así como de contar, con la mayor naturalidad, sus arriesgadas peripecias por Asia y África.

Ahora que lo pienso, quizás lo que más me atrae de Bruce Chatwin es la serena aridez de sus relatos, que opera naturalizando circunstancias / personajes fuera de lo común.

¿Hablábamos del desierto?

1.12.10

El jardinero fiel


Un precioso texto personal del prestigioso dramaturgo e intelectual, para ADN Cultura de L.N.

De la jardinería como una de las bellas artes... metáfora "viva" de la escritura.

Mauricio Kartun en el jardín

Muy pocas cosas me hacen reír en soledad: la risa debe de ser en mí un rito social, porque cuando estoy solo me sale poco. Pero de entre esas escasas risas hay tres que no me fallan: ciertos videítos de Violencia Rivas, el descubrimiento de alguna metáfora suculenta cuando escribo y la aparición de la primera flor en mi jardín. Una alegría radiante. Y me río. Yo soy medio agnosticote, pero mi mujer, que es de fe, suele hablarme del concepto de la gracia, la manifestación de lo sagrado. El humor, la poesía y las plantas deben ser el módico altarcito que venero.
Para ser feliz un rato, emborracharse. Para ser feliz una semana, hacer un viaje. Para ser feliz un año, casarse. Para serlo toda la vida, cuidar un jardín. Así dicen los chinos, tan proverbiales siempre los tipos.
Grandes, los chinos. Una verdad grande como un ombú: de nada disfruto tanto como de la jardinería. Y nada le va mejor, estoy convencido, al trabajo del escritor. Le siguen, cerquita, los gatos, pero quedan segundos ahí: jardín y escritura son el par maestro. Y analógico: crear una pequeña utopía y habitarla. Recorrerla a diario metiendo mano aquí y allá. Sembrar. Componer. Podar. Sacar hojarasca. No hay nada de lo que hago con las manos en tierra que no encuentre su semejante con las manos en tinta. Y encima se alternan en secuencia deliciosa. Dejar el papel para ir a la tierra y volver al papel.
Creo mucho en la mano verde. No es un invento de las viejas ni una cursilería. Es el contacto profundo y paciente con lo lento y lo silencioso. Nada de quieto ni mudo: eso es ingenuo. Se mueven y hablan, sólo que hay que saber escuchar y tener paciencia. Saber escuchar y esperar el crecimiento de una imagen: de nada sabemos mejor los dramaturgos. A lo que llamamos allá mano verde, le decimos acá buena pluma: gemelos separados al nacer.
Retoco la proverbialidad oriental: Para ser feliz toda la vida, cuidar un jardín mientras escribo.

(El enlace original aquí )