17.2.13

Bestiaria



Escribe con los dientes mientras mastica el pedazo de carne tibia que ha moldeado para darle la forma de la ene con su lengua. Escriben sus caninos que no fueron gastados suficientemente por el morral que debió morder, cuando el puntazo de la aguja sobre el cuero arriba le cauterizó, adonde va la ceja; sucede que escribiendo puede recordar este episodio de su cuerpo. Mastica y vuelve, la letra deshilachando cada frase, antes de terminarla. Gotea lo que quiere decir, se le obnubila el ojo que concentra la fuerza de su estilo, maniera que supura y aparece por exceso, expresa aquello que no es parte aún de su naturaleza: las vigas, los andamios, los pelos. La puntada.

Lo piensa y pronto: sale la línea. Muerde la letra y se lastima; la evocación de otras máculas aflora, aunque esta vez lo que duele es producción.

Oculta en el ramaje del invierno helado hasta que pare la tormenta escribe, lejos de su manada, fuera de sí.

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