26.11.08

Rizomas


II


el espejo se vuelve más pálido

si estiro la espera:

la copa, la sombra de la copa...

¿cuánto temblor soporta el cuerpo?

ajado pero sin sonar a roto, al galope

de un ritmo que conoce,

como si cumpliera

la edad de nuestros hábitos


el miedo es un murmullo que transcurre

sobre música vieja.


Florencia Abatte (Buenos Aires, 1976)


.................................................


Hemos quedado parados,


en el laberinto de nuestro tiempo sucinto;


o, nos hemos acurrucado


sobre nuestro último instante.


Nos hemos acurrucado


sobre sueños evanescentes,


sobre copas vacías,


sobre una iglesia.


La iglesia de enfrente me ha visto


abrazar la nada.


Sabah Zouein (Monte Líbano, 1955)


En Poéticas al Encuentro. Poesía Argentina y Libanesa Contemporánea. Comp. Edgardo Zuain y Sabah Zouein. Tantalia. Buenos Aires, Octubre de 2008. (30 poetas argentinos, entre quienes tuve el honor de ser incluida / 30 poetas libaneses). Para más información remito a la dirección del blog de María del Carmen Colombo, que además como sitio brinda un interesante recorrido por lo mejor de nuestras letras.


21.11.08

Vidriera


Circa Recoleta, Juncal al nosecuánto. Ayer a la siesta.

Hay otras vidas, otras formas: de dormir, de acicalarse, de habitarse. De mostrarse.

Una mujer de cierta edad mira y se mira en el reflejo de esa escenografía in illo tempore.

Qué pensará.

Lo que es yo, no me imagino en esa chaise longue. Ni ahí.

Pero queda linda en la vidriera.

A ver a ver, una pose para la foto...

Click!

10.11.08

Blanca Rosa, in memoriam




L A G R I M A L
L I N A R E S


Debo apurar mi carta
mañana irán en barco a beber de Linares sus óleos y sus vinos
al fondo del cubil prensadas uvas negras
por las muchachas que éramos
los hijos

¿recuerdas?
¿la sangre mora casi al trepar las faldas
de los primeros arreboles?
nos tomaba la ronda todo el día
guernica estaba lejos
por los cabellos azulaba la sombra de la parra
el mar no estaba
la miel entre los labios a punto caramelo
las risas las abuelas
no había nada de esa nada que nos creció después
como un tubérculo
ni el dolor agrio del ciruelo en el frasco
ni de la terra incognita los frutos

ellos irán a descifrarse
el equipaje lleno de nueces
los bordes de la puntilla por fuera
de los cerrojos oxidados
el sabor de mis ojos en la caligrafía

por esas mismas aguas que atravesó la niña
al rumbo de tu mano
blanca.