30.4.10

El hogar elegido


Durante mucho tiempo creí que el destino se iba trazando por conspiraciones de efectos transformados en causas. Que lo fortuito era comprender que nada era fortuito. Y que no había pasaje sino de ida hacia la aventura de esa comprensión intransferible.
Lo que en principio podía tratarse de una confianza metafísica, por así llamarla, -y, por cierto, tranquilizadora- , se transformó en un ejercicio de atención aplicado a la lógica intrínseca que los eventos iban revelando a medida que se manifestaban. El pensamiento de Deleuze fue iluminador en ese y otros sentidos, al desechar la idea de trascendencia a favor de la de inmanencia.
La experiencia es todo. Por empezar, un trabajo. O una faena, mejor, si consideramos el gasto corporal que demanda la producción de la vida: sangre, sudor y lágrimas.
Un compromiso de los sentidos que produce afectos, siguiendo a Spinoza y, en sus derivas, un hacer (poiesis) y una política. Un ethos (hogar) donde hacen cimiento nuestras acciones individuales. Y nuestra propia libertad, en la encrucijada de los planos múltiples del estar siendo.

Hogar de naipes

Hogar de naipes que construimos
con paciencia de caracol.


23.4.10

¡Larga vida al libro!

Sería bueno recordar, en el Día Internacional del Libro, que casi todas las historias que prologaron nuestro sueño cuando niños tenían origen en una entidad material, capaz de transportarse y transportarnos fácilmente al mundo de la imaginación de los autores. Llegaban a través de la voz adulta, antes de que pudiéramos deletrear por nosotros mismos el significado de sus letras corpulentas; las ilustraciones aportaban sentido a cada relato y funcionaban, al tiempo, como disparadores de las propias versiones.

No todos los niños tuvieron ni tienen ese privilegio que debiera ser un derecho, como la copa de leche, como el cuidado, como el respeto, como el amor. Porque los libros son y seguirán siendo todo eso para la vida: alimentos imprescindibles, herramientas para la soberanía del pensamiento.

Un instrumento de libertad: bien lo saben los inquisidores que alentaron la quema de “textos peligrosos” en años infames; bien quienes los enterraron para preservarlos. Y quienes siguieron escribiendo. Y los editores, imprenteros, diseñadores, libreros, críticos, docentes que siguieron la posta.

En formato papel o digital, el libro seguirá ocupando un lugar importante en nuestra cultura, que es lo que hacemos con nuestra experiencia. Y, sobre todo, lo que hacemos para conjugarla en plural.
Mi homenaje al Libro en el Blog Retro, que hacemos con mis compañeras de archivo. Entren que está lindo: http://www.lavoz.com.ar/retro