Tajibos, moraos, sotos
a sus pies el alma roja del camino.
Ellos trajeron
la oración de la música
dice el poeta
mientras talla el querubín
de ojos oscuros
y redondos.
No la guerra
insiste
mientras afuera confrontan
los andes y la selva.
En el centro del altar mestizo
un san roque de piernas robustas
cuenta la historia de la metamorfosis
del santo en hombre
de piedra en agua
de sangre en chicha venerada.
(A.G.)