21.7.16

El ser de la poesía


"El lenguaje nos hace hombres. Estamos hechos de lenguaje como estamos hechos de tiempo y, por lo tanto, en consecuencia, de memoria. Y deviene entonces ilusoria (también ésta, ay) la certeza de que nos servimos del lenguaje cuando es él quien muy probablemente se sirve de nosotros.

Braceando sobre los abismos de la vida, y no de una vida cualquiera, abstracta, sino de esta vida, nuestra, actual, contemporánea, donde el destino final implementado por los propios humanos puede ser muchísimo más ferozmente voraz que un tiburón o una orca, el lenguaje humano es consciente  de que no es posible ya, ante tanto naufragio, intentar apenas decir sino casi milagrosamente ser, así lo haga por un instante. No otra es la ambición de la más auténtica poesía, en rigor de todo el más auténtico arte moderno. Especialmente a partir de Rimbaud.

Experiencia del fracaso de nuestra condición, pero a la vez prueba irrefutable de su presencia (así sea instantánea, como vimos) en el mundo, quizás no sean los hombres quienes hablan sino ese mar orgánico y fecundísimo del gran lenguaje humano, hecho de todos los lenguajes, de todas las civilizaciones y de todos los muertos, vida misma en sí, lengua viva inmortal mientras la humanidad exista, y que sería irrisorio pretender juzgar apenas como literatura. A ese nivel, la poesía sólo encuentra _y ofrece_ preguntas”.


Rodolfo Alonso. La voz sin amo (Alción, Córdoba, 2006).