15.6.14

Eurídice o la fatalidad

Sobre las ruinas,  jirones de tela que habitaran el cuerpo vivo de otro tiempo.
Las alimañas y el polvo en la escena camuflada de la desolación.
Ella era muy joven, pero conocía la oscuridad.  Iba tanteando, para sentir la frialdad áspera de la piedra y el olor de su hombre.
Antes del calor, de la luz, de la mirada, era preciso
ser cautos.
Pero él sólo podía ser fiel a sí mismo; ver para creer.  Y no esperó.
a.g.