25.5.12

Ese lugar que es la patria


"No era una vaca zen" acuarela, 2005

VISIONES ARGENTINAS

Los ven llegar agazapados
en la costa
al alba
con manchitas sobre el cuero de oro

los ven venir
de barro
las uñas que dejaron su estela en la panza de la liebre
preparadas

los espían
las patas hundidas en la ciénaga

listos para despellejarles los blasones
y aun así
después de haberse bebido
la plata dulce y el dorado en veremos
los muy tontos
cambiando vidrios de colores
por incendios

aun después de ser ejecutados
de comerse hasta el último resquicio del hermano
una noche sin luna
insisten en quedarse

en asentar la marca de la yerra sobre el ganado y la liturgia
mientras unos se baten en los desfiladeros
con el asma
y unos los más emigran de la patria remanida
para hacerse costumbre la añoranza

lo ven testigos con levita al que cruzó la cordillera
sin soldados
espiar a la madre cuando teje
abrazar el tronco de la genealogía
dominar los modales a bordo del mayflower
atravesar en vela el filo de la lluvia y sin paraguas
tropezar la consigna escrita en piedra
de frontera
hasta morir inoxidable después de tanta actividad
en el sillón de baquelita

antes de imaginarse la avanzada
las patas en la fuente los santitos las velas
por la que humilla a las señoras por las tardes
con su pésima dicción

el pelo con glostora
el diamante bruto entre las cejas
menos tupidas que las de juan moreira
pero igual de filosa la matriz que la gema

los ve venir su hijita la costurera ardiente
como ha aprendido en los manuales
que le dio la Señora
el aullido la flecha contra el furor del remington
un revolear de paja brava la humareda
caer al fondo del zanjón las crines
como si fuera hoy los ve
saltar sin red sobre la cicatriz traidora
un gran ejército de hormigas bravas
a cientos de kilómetros del club social

de su casa de plan

la ven rondar
inmaculada
junto a las viejas de los trapos
desplegar el silencio en gigantografía
mostrar el costurón que nadie quiere ver
contra natura
puras pupilas y bigotes y pecas no se les ven las faldas
ni los ruedos ni el callo

que vivan aunque mueran
al general que lo ve todo desde el aire
una línea de puntos color nata
y en los alrededores
otros muchos negros que ninguna pomada
salen de todas partes
rompen filas quieren llevarlo en andas sobre una
alfombra de merluzas
le salpican el traje gotas imperceptibles imborrables
imberbes

en remolino las banderas en alto
esperando a godot
a la vanguardia
de sus granaderos que los ven
detrás de las itacas
demasiado presentes
sin olvidarse de una sola coma
sin comerse las eses

caminar decididos

hacia el gran angular de las lentes blindadas
por si llueve
hacia las trampas listas
hacia los cables tendidos por las dudas
los ven desorbitados
hacia los baldes los pinchos las puntas
venir
las tijeras el olor de la quema

los ven de arena vomitando vivas

y cuando se los llevan
y cuando se los chupan
y cuando se los tiran por el rabillo de la cerradura
¿y cuando todo se termina?

nada ven entonces nada vieron los vecinos las tías
los docentes decentes
lo juran por sus madres
lo gritan abrigados en sus escarapelas
en sus ponchos overos
tomando taragüí citando a hernández
al lado de la estufa cuando rezan
por quienes doblan las campanas
las 24 horas de patriada chocolates enseñas

los ven en cada informativo
en todas las revistas
el casco reluciente
las narices respirando el tufo del futuro

los ven alegres y confiados
los ven adolescentes
unas estalactitas en las cejas que casi no se ven
las agujas las cartas cosidas en el forro de los borceguíes
que apenas si se notan
los lagrimales en el freezer

los ven
arriar el luto a media asta arriba de los colectivos
en las plazas
morder el polvo
desearla desde lejos

desde los puentes las alcantarillas los hospicios
con su vestido de amapola
la ven
soltar palomas por las calles atravesar la murga
entre las cruces
los idus
la cantinela amarga de los que volvieron
de los que se quedaron con nostalgia
de los que quieren olvidarse
de los que tocan las guitarras y los bombos en las peñas para verse

en las ganas

antes de que sea demasiado tarde
de que les crezcan las orejas las narices las corbatas
de volverse comestibles
aunque repitan nunca más nunca más

en las salas de embarque los andenes los shoppings
los barcos nunca más

los ven los que vinieron anudar los pañuelos
enarbolar la ausencia
al final de la fiesta
de las martas de las testas rosas
de las gacetas mercantiles de la soberanía en cuotas

los ven aunque no quieran sin cámaras ocultas
gastar las suelas en las alfombras persas
celebrar la maniobra del 10
en la ambulancia

lo ven antes que el árbitro
envuelto en celofán lleno de tubos fluorescentes
decúbito dorsal y anfetaminas
resucitar de nuevo
lo que queda del ansia

que ellos también perdieron
ellos que siempre pagan los impuestos
ellos también
lo reconocen en círculos concéntricos
tachín tachín las ollas de acero inoxidable
en reclamo de un sueño de pioneros

inhabitados se ven
los dobladillos mal cosidos

un sueño de poetas la carencia
un sueño que no termina de parirse
con nombre de mujer entre fragmentos

la ven amanecer
tan sola
al oeste del faro
al norte del deshielo
al sur del más remoto de los vientos
atada con piolín la ven
flamear austral volverse a su madeja
desovillarse por un arte de abuelas
para volver a armar la prenda con sus viejos recursos
de pobreza innovada
para abrigar a quienes rindieron sus heridas
a los que prenden las hornallas
a las que enseñan los palotes
que trafican la huerta
a las que mandan cartas con archivos adjuntos para el portarretrato
a los que auscultan los latidos

la ven hacerse de a poquito
por donde filtra el sol sin anteojeras
la ven hacerse en ella meterse en ella un derecho un revés sin ocultar el hilo
lenta
sin lupa desperezarse sin epifanía
la ven
sin ilusiones ópticas
la siguen la empujan suavemente
se suben a los hombros
se aferran de los unos con las plantas
se aventuran al agua en carne viva
de la trama bizarra las cenizas
el mensaje cifrado de los tiempos que recelan los libros
del augurio los ojos
que no ven si el corazón se calla
la pirueta del ángel
con las alas raídas
con el futuro a sus espaldas cuando avanza.
(Publicado en "Libro de ojos", Alción editora, 2006).



17.5.12

Con quien tanto queríamos

Siempre le gustó viajar, y comer rico, y juntarse y juntar a los amigos. Él es _aun es, aun mientras respira, aun con los ojos cerrados, en una sala de hospital aséptica, aun mientras nosotros custodiamos que el ángel de frac no entre aun, que todavía no, que un rato más  con su vida palpitando frágil en el pecho tan grande para albergar un corazón de dimensiones _ uno de los tipos más generosos que conocí en mi vida. Un bueno de verdad.
Los asados, los pollos al disco, las bagnas caudas (la comensalía), las escapadas a las sierras, los largos mates, las confidencias, el despliegue de mapas a lugares por conocer, las pelis y cada nombre del último actor de reparto en su cabeza, el amor sin límites por sus sobrinos, el recuerdo de un padre distante, hombre de campo adentro, y de una madre sencilla y tímida, gran cocinera, emprendedora y militante barrial en su vejez (el gran destape de Trini).
A José le podés contar cualquier cosa, pero cualquiera; él nunca te va a juzgar. A José le podés contar porque, además, es de esas personas que verdaderamente escuchan. Con José podés ir a cualquier lado; él es de esas personas que confían enteramente cuando confían. Y no tiene pruritos en contarte lo que sea.
Cuando aun es, ese cuerpo amarrado a unos tubos y aparatos que sin embargo no es (me resisto): no puede ser  el mismo José con quien tanto quería(mos), no el compañero de aventuras, no el confidente, cuando aun, recuerdo, los días que no añoro sino por presencias como la suya,  la vida a la que ya no pertenezco y sin embargo, aun, su recuerdo activado por el dolor, por la ausencia inminente, me reconozco una parte de él, en esa intangible que llevará consigo, aun fuera de mí, fuera de sí...