31.1.09

De esta vida



INSOMNIO
Pasaron corriendo por la calle. Los vio desde el balcón. Tomaba una cerveza negra helada y, de pronto: las corridas, el jadeo, la explosión seca, el olor de la pólvora. El cuerpo a tierra dos pisos más abajo. El cuerpo en fuga con un par de zapatillas nuevas.

16.1.09

La Odisea sin fin

“¿Cuántas fronteras tendremos que cruzar para llegar a casa?”T. Angelopoulos

Él es uno de los grandes actores del cine internacional, aunque su partida de nacimiento diga que Harvey Keitel nació en Brooklyn, Nueva York. (Bueno, N.Y. no es estrictamente Estados Unidos).
Keitel hace gala de una sutileza y una ductilidad proverbiales. (Algo que les falta a las estrellas yanquis, a quienes el personaje les sirve de pretexto para actuar de sí mismos).
Fue capaz de ponerle el cuerpo al Maldito policía de Ferrara; al buen salvaje de La lección de piano; al sensible comerciante de Smoke; al temible gángster de Los perros de la calle.
Al Odiseo de La mirada de Ulises.

¿Por qué un clásico estrenado hace 15 años puede ser hoy una novedad?
¿Es que acaso alguna vez el poema homérico dejará de serlo?

A, el Odiseo del prodigioso filme de Teo Angelopoulos, vuelve a Grecia tras varios años de exilio en Estados Unidos, para acompañar el estreno de una película suya. En realidad, el interés genuino de su viaje radica en encontrar y rescatar la primera película que hicieron en su país los hermanos Manakis, tres rollos de cinta misteriosamente desaparecidas.
El viaje es un periplo lleno de riesgos y descubrimientos, como es de imaginar tratándose de la travesía de un Ulises moderno.
Con el terrible marco de la guerra balcánica de principios de los 90, uno de los destinos al que lo conduce su obsesiva búsqueda. Con sus recuerdos y fantasmas, que lo esperan en un cruce de fronteras o en la estación de tren de un pueblito en los lindes.

El film es de una belleza que lastima. Es la belleza de la poesía, en medio de todo: de la masacre, de la muerte, del desasosiego, del amor, de la amistad, de la memoria.
Recordé por qué me había impactado la primera vez que lo vi, las escenas aun permanecían en mi mente: largos planos secuencia, un río eterno transportando la estatua dislocada de Lenin y la gente en las orillas persignándose a su paso; dos hombres compartiendo un trago de vodka bajo la nieve... Imágenes.

Precisamente porque el silencio reina, es que el silencio nos obliga a mirar con A.

Lo que no recordaba es que el deseo no es sólo buscar la mirada que no tenemos, la mirada por-venir. Aquello que hace a nuestra falta y promesa: una esperanza, tal vez.
El deseo aquí es reencontrar la mirada perdida: la de estos griegos medio anarquistas; la de una cultura: la del griego errante en su metamorfosis humana.
No recordaba el porqué de su imposibilidad de amar a una mujer (siempre la misma, en toda circunstancia y lugar). Él se despide de ella, una vez más, llorando. Cuando ella le pregunta por qué llora, él dice:
-Porque no puedo amarte.
Su Penélope de distintos nombres y un único rostro, lo esperará siempre.

Él pierde todo; sólo cuando pierda toda esperanza, podrá ser un hombre, otra vez. Podrá amar. Él antes tiene que perderla para saberlo.
Recuperar la inocencia. Fundar una mirada: “Al principio llegué a pensar que era un rostro. Después se transformó en algo perdido. Ahora es una mirada que creía perdida; una especie de nacimiento.”


15.1.09

Oasis en el desierto



Copio y pego la información contenida en el blog CON LOS OJOS ABIERTOS. Al ciclo lo dirige uno de los mejores críticos de cine que tenemos aquí, Roger Koza (sus críticas aparecen en La Voz, cfr. link de uno de sus comentarios. Y también he visto por allí artículos suyos sobre cine en la revista que distribuyen librerìas El Ateneo/Yenny, otra recomendación para ustedes, les debo el nombre de la publicación porque ahorita no me acuerdo. .. Bueno, me acabo de fijar en casa, se llama QUID).

Hay pelis hasta fin de mes, así que pueden entrar en la dirección de dicho blog para ver las programaciones actualizadas.

El veranito también nos depara estas agradables sorpresas.

Esta semana empieza con todo: Bresson, Varda, Mambety. A la noche va una película tapada: Dia noche, día noche. Mañana tenemos a Resnais y un film que retoma el lenguaje humorístico de Tati: El iceberg. Le sigue una film brasilero, de un linaje de la cinematografía de ese país que se desmarca de películas atroces y fascistas como Tropa de elite. Después va la última de la última de Sayles, de lo mejor que hizo en años. El jueves salimos con la opera prima de Tarr, seguida de la magistral Dong, pasando por otro film africano que demuestra que la cinematografía de ese continente es sofisticada y más que atendible, diríase, necesaria. Después va una de von Trier, poco pretenciosa y estimulante para pensar la filosofía empresarial dominante de nuestro tiempo; un film de von Trier que no es misógino, aunque sí ligeramente misántropo. Los esperamos en reposera como Varda. Parece que está en vacaciones, pero no se distrae: filma, piensa, se divierte; es cine, del mejor. Bajo ese semblante, largamos la segunda semana. (Roger Koza)

SEGUNDA SEMANA
MARTES 13

17.50hs: Clásicos para un canon
Un condenado a muerte ha escapado, de Robert Bresson, Francia, 1957
101 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje A propósito de Niza (23′), de Jean Vigo, Francia, 1930 (Jean Vigo en foco)
20.00hs: África no es Animal Planet
Hienas, de Djibril Diop Mambety, Senegal, 1992
112 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje 47 años atrás (3′), de Youssef Chahine, Egipto, 2007
22.00hs: El ojo lúcido (Documentales)
Las playas de Agnès, de Agnès Varda, Francia, 2008
110 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje El afilador (7′), de Jean-Marie Straub y Danièle Huillet, Italia, 2000
00.15hs: Horizontes contemporáneos
Día noche, día noche, de Julia Loktev, EE.UU., 2006
91 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Los padres (6′), de Xavi Sala, España, 2003
MIÉRCOLES 1418.00hs: El psiquismo en fotogramas
Mi tío de América, de Alain Resnais, Francia, 1980
123 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Asesinato (2′), de Roman Polanski, Polonia, 1957
20.15hs: Horizontes contemporáneos
El iceberg, de Fiona Gordon, Bruno Romy y Dominique Abel, Bélgica, 2005
84 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Dos hombres y un armario (15′), de Roman Polanski, Polonia, 1958
22.10hs: Horizontes contemporáneos
Cine, aspirinas y urubúes, de Marcelo Gomes, Brasil, 2005
99 minutos / No recomendada para menores de 16 años
Antes de la película principal se proyectará El combate del siglo XX (1′), de Remo Bianchedi, Argentina, 2007
00.10hs: Horizontes contemporáneos
Honeydripper, de John Sayles, EE.UU., 2007
123 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje En el instituto (3′), de Xavi Sala, España, 2006
JUEVES 1518.00hs: Béla Tarr en foco
Nido familiar, de Béla Tarr, Hungría, 1977
100 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Manufraktur (3′), de Peter Tscherkassky, Austria, 1985
20.00hs: El ojo lúcido (Documentales)
Dong, de Jia Zhang-ke, China, 2006
68 minutos / ATP
Antes de la película principal se proyectará el mediometraje Cero en conducta (43′), de Jean Vigo, Francia, 1933 (Jean Vigo en foco)
22.15hs: África no es Animal Planet
Temporada de sequía, de Mahamat-Saleh Haroun, República de Chad, 2006
96 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Hiyab (8′), de Xavi Sala, España, 2005
00.15hs: Horizontes contemporáneos
El jefe de todo esto, de Lars von Trier, Dinamarca, 2006
99 minutos / No recomendada para menores de 16 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Ventanas (4′), de Peter Greenaway, Reino Unido, 1974
Para leer más sobre las películas ir a http://ojosabiertos.wordpress.com/2009/01/02/quinta-muestra-de-cine-independiente/ o pinchar a su derecha, en la columna de Entradas recientes, en Quinta Muestra de Cine Independiente.

11.1.09

Un cacho de cultura



El veranito llegó y, al menos para Córdoba, esto significa una merma considerable de ofertas culturales. Salvo que se interprete que las pulposas muchachas de las noches carlospaceñas pueden ser parte de ellas. O Jesús María... (y muy bien por el comentario de Carlos Schilling en la columna de espectáculos de ayer sobre la inauguración del tradicional evento).

Precisamente, cuando los decibeles bajan y estamos más abiertos para escuchar, leer, mirar, disfrutar, menos presionados por la rutina, lo que se nos brinda tiene una pobreza patética... Por allí salvan los platos alguna que otra película, alguna figura invitada a Cosquín o los festivales de rock en las sierras, pero ciertamente no abundan... ¿por qué, nos preguntamos, la cultura tiene que ser siempre una excepción, un valor agregado, en lugar de ser una necesidad básica de nuestra canasta familiar?

En Mar del Plata, por caso, en plena temporada alta, hay recitales de poesía, y puestas de teatro clásico, además de las obras de entretenimiento comercial que también deben existir para quienes gusten del género.

En Villa Gesell, grandes recitales en la playa, gratuitos, con cantantes y bandas y muchos, muchos espectáculos para chicos. También ciclos de charlas abiertas de escritores e intelectuales argentinos.

Vaya como botón de muestra la programación cultural de la costa para los próximos días que publica La Nación.

Pero no nos desanimemos, no señor, no señora. Buscaremos las excepciones para compartirlas. Que las hay: tanta gente pujante aquí y allá. Y tenemos la red.

Que este también sea un espacio receptivo de sus sugerencias, lectores del blog.

4.1.09

Sol azul



Nunca le gustaron las vísperas, pero ahora está en una distinta a todas, la primera que siente como propia, porque ha elegido la inminencia de su acontecer. Así que cuida su insomnio para estar despabilada hasta el último minuto de permanencia en la casa. La casa es de estilo inglés, con techos altos y paredes bolseadas. Su madre había diseñado la cocina con creatividad y buen gusto, en contraste con las rústicas costumbres del pueblo.


Una fiesta de sartenes de todos los tamaños y metales pende de la parrilla, a medio metro de la mesada. Hay también un horno de barro cerca del ventanal y varias planchas de madera y un cuenco grande sobre lo que fuera el piletón del lavadero. Su madre cocinaba poco, pero disfrutaba de la sensación de hogar que generaba ese espacio, donde las mezclas y la diversidad de haceres encontraban un cauce común: dorar y escribir, fritar y pintar, tejer, especiar y depilarse, la cera a fuego moderado en olla de aluminio, confundiendo su aroma con el del caramelo del flan.

La de esa cocina es la única puerta que le duele cerrar, antes de echar el sobre por la ranura del buzón. La carta está dirigida a Rosita Montes, sin fecha y, al pie, apenas un “gracias”. No dice “querida”, ni le deja besos ni abrazos. Sólo un par de instrucciones: que le riegue las plantas, que una vez por semana se ocupe de ventilar los ambientes y que, al recibir el poder con su firma, disponga a su antojo de la propiedad.

No quiere mirar atrás, sólo respira hondamente hasta sentir el ardor en la nariz, y se le nubla la vista del esfuerzo por absorber todos los olores queridos.
Se sienta a esperar el ómnibus al costado de la ruta desierta. El sol azula todavía cuando se deja ir.