Anoche, en un hogar con chimenea de verdad -de verdad es decir con leños de verdad, enorme en el medio de la sala, hospitalaria- cenamos fideos amasados por el anfitrión, Manuel, uno de los más extraordinarios dibujantes que ha dado esta ciudad poderosa y mezquina, persona sensible, amante de su prole numerosa y de diversas edades, mezcla de tano con inglés. Y su mujer, Angélica, de una belleza que los años han acentuado, hermosísima, dulce y firme mujer.
Manuel tocó el acordeón, una de sus pasiones: valses, polcas, tangos, chamamés... A esa altura de la noche, todos sin excepción, habíamos consumido al menos dos raciones de pasta con salsa de cordero -cortado a cuchilla, tutto fato in la sua casa-, degustado un café exquisito -para el que también hubo una segunda y hasta una tercera vuelta en algún caso-, acompañándolo con unos bombones de naranjitas bañadas en chocolate, tomado mucho vino, reído mucho mucho, cantado -una manera generosa de decirlo- los fragmentos de las canciones que se iban hilvanando, como sin tiempo todo, tan a gusto en esto de estar sin tiempo entre los afectos.
Qué delicia...
Gracias amigos.
Manuel tocó el acordeón, una de sus pasiones: valses, polcas, tangos, chamamés... A esa altura de la noche, todos sin excepción, habíamos consumido al menos dos raciones de pasta con salsa de cordero -cortado a cuchilla, tutto fato in la sua casa-, degustado un café exquisito -para el que también hubo una segunda y hasta una tercera vuelta en algún caso-, acompañándolo con unos bombones de naranjitas bañadas en chocolate, tomado mucho vino, reído mucho mucho, cantado -una manera generosa de decirlo- los fragmentos de las canciones que se iban hilvanando, como sin tiempo todo, tan a gusto en esto de estar sin tiempo entre los afectos.
Qué delicia...
Gracias amigos.
2 comentarios:
Que linda cena debe haber sido. Un gusto encontrar tu blog.
Jorge Cónsole (quizás te acuerdes de mí)
Jorge, qué gusto! claro, cómo no me voy a acordar? espero que me visites seguido. Abrazote!
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