16.9.08

Bolivia, sombra de buitres escribió tu historia



Son días en que el hermano país se desangra. Un pueblo aguerrido, con una enorme historia y cultura. Entre el Altiplano y la selva: sus dos tensiones. Anduve por allí en los días del referendum, en el Festival Internacional de Música Barroca, evento que se realiza cada dos años en la región chiquitana, en provincia de Santa Cruz, donde dejaron su impronta los jesuitas. Asiste gente de todo el mundo. Además de la música, hay una antigua tradición de ebanistas; son verdaderamente prodigiosos.
Recuerdo vivo de estos días, pero también de un compañero que se fue, el periodista Carlos Martínez. Hace unos cinco años, conversando con él sobre las luchas bolivianas por defender la soberanía de sus gasoductos, me habló de otra gran tradición boliviana: la de sus poetas y ensayistas. Y me transcribió las líneas que transcribo a mi vez, recordando a ese país que sufre, tan hermoso e intensamente latinomericano.
Y a Carlos, in memoriam.
TERCIANA MUDA
I
Chaco,
infierno pálido y lejano
que te aproximas a mi lámpara:
quiero hallar
tu corazón absorto bajo el beso del polvo
o tal vez muerto
en la alambrada de una lluvia negra.
Tu paisaje incurable es una tarde plana
en que giraba el disco
de moscas que rezaban un réquiem azul-verde
por los hombres y animales muertos
bajo la corona de espinas
de tu arboleda enferma con terciana muda.
Olor a degüello, a gasolina
y alguna vez también
el santo olor del guayacán
quemaba sueños del trasmundo
hacia donde se arrastran tus picadas.
Tu llanura... erupción cutánea de tuscales,
espectros de una sed
dilatada hasta la blanca sed de tu horizonte,
cuando tu enigma con jaqueca
dormía al sol del pajonal.
(Todo dormía en ti. Sólo la Muerte
despierta nos miraba
con el ojo tuerto de la Breno...).
La sinfonía de tus montes
yacía muerta en brazos
de tus colores amarillos,
¡oh calavera de un verde proyecto
vegetal!
talado tu destino por sequías
humanizarte no pudieron los caminos
arrugados y eternos
cual tus hembras: la Sed y la Distancia.
Chaco, país insepulto,
torna sedienta
después de siglos tu alma que se extravió en el monte,
tu alma,
espejo del agua que no existe
en el fondo de tus jornadas que acaban sin recuerdo.
Monstruo que ibas a no sé donde,
siempre al lado del camión,
plomizo, soñoliento, siniestro y melancólico,
ya no te irás jamás de nuestro canto.
II
Trae la brújula, hermano muerto,
y orienta el Chaco hacia la Vida.
Chaco:
te contemplo en el atlas de mis sueños
a mi patria clavado como un cardo,
aunque florezca el cardo,
porque los indios desterrados de los Andes,
caídos debajo de tus árboles
en un otoño de uniformes,
con sangre lo regaron.
En la página blanca de tu arena
sombra de buitres escribió tu historia...
Y fuiste del Demonio por monedas rojas.
Un batallón de espectros zapadores
fundió sangre
en los altos hornos de tu ocaso.
Te araron gritos y cañones,
florecieron tus rosas: las heridas,
maduraron tus frutos: las granadas,
¡oh jardín de suplicios!...
Ya está acabado tu paisaje,
ya tienes esqueletos de soldados
bajo los esqueletos de tus árboles...
Ahora eres patria, Chaco,
de los muertos sumidos en tu vientre
en busca del alma que no existe en el fondo de tus pozos.
Enciente el cigarrillo, hermano muerto,
en las pálidas llamas de este infierno.

AUGUSTO CÉSPEDES en "Sangre de mestizos"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hermoso andre! me gustaría que postearas acá el artículo que sacaste en el diario sobre bolivia. Me pareció tan bueno... y como lo leí de internet, no lo tengo guardado. Creo que vale anexarlo a este post. Daniela

andrea guiu dijo...

gracias Da! está el link de mi nota clickeando en Festival...
besote